lunes, 29 de marzo de 2010

Salió corriendo.

- Sergio, salgo de paseo. - Teresa estaba quitándole el polvo a unos tacones azules que sacó del armario empotrado.
- Estás mal de la cabeza, querida. Llevas un año o más sin salir de esta puta casa y ahora de repente, ¡dos días seguidos! - Sergio se levantó rápido del sofá y le quitó de las manos los tacones tirándolos al suelo.
- Recógelos del suelo. – Le ordenó.
- No vas a ir a ninguna parte. - Él estaba serio y apretaba con fuerza los puños.

Teresa salió corriendo de la habitación esquivando todo lo que estaba a su paso. Tenía miedo. Miedo a Sergio y a salir a la calle ella sola.
Corrió y tropezó contra la mesilla de la entrada haciéndose una herida en la rodilla.
Pero consiguió salir de la casa y se escondió detrás de un árbol del jardín.
Estaba descalza y a medio vestir; pero le dio igual.

Caminó mirando hacia atrás por si Sergio la seguía y se dirigió hacia el pueblo.

De nuevo, todos la miraban.

Se metió por una callejuela entre dos casas y llegó a un parque.
Teresa se sentó en el banco mas cercano y miró hacia el cielo con la mirada triste.

Estaba sola.

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